Hubo una vez un psiquiatra que escribía un libro sobre
un escritor que escribía un libro sobre un psiquiatra. En este último libro, después
de una sesión de terapia a un paciente del psiquiatra, un escritor, se le quedó
en la consulta un borrador de la novela que estaba construyendo. En esta novela
el psiquiatra vio retratados los dos años que había dedicado al tratamiento de
este paciente. Se dio cuenta con espanto que fueron dos años de su tiempo
perdidos en un engaño, ya que el escritor nunca mostró su realidad, fue sólo un
ejercicio de artificios e inventos para obtener material para su novela. Se
enfureció.
Buscó entonces el psiquiatra al escritor con la firme
convicción de confrontarlo y exigirle que además de destruir su novela lo
compensara por el tiempo perdido. Sin embargo le fue imposible encontrarlo. El
escritor había desaparecido. No había registros de él en ninguna parte. Su rut
no existía. Tampoco su dirección.
Parado frente a la inexistente dirección de su falso
paciente súbitamente el psiquiatra se percató de que todo a su alrededor se
volvía confuso, irreal. Decidió volver a su casa, la que dando tumbos a duras
penas encontró. Después de una noche de insomnio, angustia y desesperación tuvo
súbitamente la revelación; él mismo era fruto de la imaginación del escritor. Había
sido parte del mayor engaño. Nada nunca había existido en realidad.
El escritor dio así por concluído su libro,
dejando al personaje del psiquiatra sumido en un trema psicótico, absolutamente
perdido entre los entresijos de la realidad. Se sintió contento y satisfecho.
Le tomó dos años investigar y escribir sobre la actividad de su personaje
psiquiatra.
Sin embargo la alegría le duró poco al escritor. Empezó de repente a sentir que
el mundo a su alrededor se volvía equívoco. Las certezas con que se movía dejaron
de ser tales. Todo lo que lo rodeaba cambió, las cosas dejaron de ser las que
eran, en su cabeza todo se confundió. Quedó paralizado.
El psiquiatra que hace dos años escribía el libro sobre el escritor
que escribía la novela de un psiquiatra entonces dudó. ¿Deberé dejar también al
personaje del escritor sumido en la locura y la confusión?, pensó.
Decidió salir a dar un paseo para aclarar sus ideas.
Mientras caminaba a buen paso por Apoquindo, buscando
alguna inspiración que lo ayudara con el final de su libro, repentinamente todo se puso
extraño. Dejó de reconocer las calles, las cosas. Sintió angustia, el corazón
se lanzó a latir aceleradamente, le faltó el aire, sintió el pavor de estarse
volviéndose loco. Rápidamente dejo de saber quién era, olvidó su propio nombre,
sintió que todo giraba a su alrededor y cayó al suelo. Antes de perder del todo
el conocimiento alcanzó a tener serias sospechas de ser el personaje del libro
de alguien más.
¿La noche boca arriba?
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