jueves, 17 de noviembre de 2011

Esta no es bicicletera


Tenis Vs Fútbol

Siempre me ha sido algo desconcertante observar las reacciones y emociones que produce el fútbol en la gente. Supongo que hay una gran dosis de “gusto adquirido” en el asunto. En mi familia en general no hay grandes fanáticos (ahora apareció por ahí un sobrino ectópico) y mi padre no me inculcó la pasión por ningún equipo en particular.
De niño lo jugué, como todos, y siempre fui mediocremente del montón. De los que quedan en la defensa. Tal vez eso también haya influído.
Lo que me es claro en todo caso es que hay varias cosas en el fútbol que hacen que me produzca mucho más rechazo que gusto.
Por otra parte desde hace unos 12 años que he desarrollado gran afición por el tenis, tanto de jugarlo, mediocremente también, como de observarlo en televisión.
Trataré entonces de explicar las grandes diferencias que percibo entre ambos deportes y porqué me inclino tan fanática y decididamente hacia el tenis:
-Primero que nada habría que decir que los deportes de caballeros se juegan con una red de por medio. El voleybol y el tenis comparten esta condición. Creo que evolutivamente son más desarrollados, ya que la agresión queda sublimada en un buen golpe, un amague, un poner la pelota humillantemente fuera del alcance del rival. En el fútbol por contraste (y en todos los deportes que considero más primitivos como el rugby, el básquetbol y tantos otros) la agresión es directa, codazo en el ojo, zancadilla, plancha en la tibia, etc. El contacto físico puro y duro.
-Directamente secundario a lo anterior es que en el tenis lo más agresivo que sucede es cuando un jugador se queja con el árbitro del comportamiento del otro jugador, o se dicen algo a la pasada en el cambio de lado. En el fútbol las batallas campales entre jugadores son un clásico de todos los fines de semana. Brutal.
-A propósito del fair play, en el tenis lo más falso que un jugador puede hacer (y es muy mal visto) es pedir un trainer por alguna supuesta lesión para enfriar un partido. Esto además sólo lo puede hacer en determinados momentos y por un tiempo limitado. En el fútbol los jugadores son verdaderos dramaturgos del dolor, de los revolcones de angustia, de la sacrosanta indignación de haber sido agredidos injustamente. Cuando alguno se “fabrica” un tiro libre o un penal es alabado por todo la barra y hasta por los comentaristas deportivos.
-La barra. En el tenis se mantiene silencio, se observa y se celebra cuando se hace un buen punto. En el fútbol se tocan bombos, cornetas, se sacan tablones, se acuchilla gente, se asalta y se apuñala. Sin más comentarios en este ítem.
-El ganador. En el tenis gana el que juega mejor y gana los puntos clave. El que tiene la cabeza más clara y mejor estado físico. O sea gana el que lo merece. En el fútbol puede ganar el que se arratona un partido entero y un lauchero hace un gol de chiripa en el minuto 91. O nadie en un interminable martirio de 0-0.
-El espectáculo. Si dejamos de lado el espectáculo colateral que generan las barras, ya descritas, un partido de fútbol puede ser la cosa más aburrida del mundo en hora y media. Pelotazos largos que se van para afuera, equipos que juegan a sacar un empate, mediocridad técnica, empujones y escupitajos, piques inútiles de jugadores con ponchera, etc. En el tenis lo que se ve en TV son siempre los mejores 100 del planeta (equivalente a ver sólo los mejores 9 equipos de fútbol del planeta, no el Santiago Morning contra el Wanderers, por ejemplo y con todo respeto) jugando uno contra otro. Es imposible que en un partido no haya grandes jugadas, puntos emocionantes, suspenso Es parte inherente del deporte.
-Los árbitros. ¿Alguien ha escuchado alguna vez que haya un rumor de un árbitro de tenis que haya sido “comprado”? Eso no más.
-Los entrenadores. En el tenis los entrenadores son importantes, pero al ser un deporte individual y además de caballeros, si un jugador (o equipo de copa davis) pierde nunca le echa la culpa al entrenador, ni los fanáticos tratan de lincharlo en la plaza pública.
-La celebración. Un jugador de tenis celebra un buen punto con un grito y tal vez un puño apretado. Al final del partido saluda y tal vez regala su raqueta al público. No existe nada de esos despliegues histriónicos tras un gol de correr, tratar de que los otros no lo pillen, tirarse de rodilla o de guata al suelo, llorar, besarse en la boca, sobajearse, hacer “montoncito”, burlarse de los rivales, mostrar una polera con el nombre de la última polola, etc, etc.
-Los dirigentes. No, los dirigentes son medios parecidos, por lo menos en Chile. Hasta ahí no más llegó la caballerosidad del tenis.

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