Tenis Vs Fútbol
Siempre me ha sido algo desconcertante observar las
reacciones y emociones que produce el fútbol en la gente. Supongo que hay una
gran dosis de “gusto adquirido” en el asunto. En mi familia en general no hay
grandes fanáticos (ahora apareció por ahí un sobrino ectópico) y mi padre no me
inculcó la pasión por ningún equipo en particular.
De niño lo jugué, como todos, y siempre fui
mediocremente del montón. De los que quedan en la defensa. Tal vez eso también
haya influído.
Lo que me es claro en todo caso es que hay varias
cosas en el fútbol que hacen que me produzca mucho más rechazo que gusto.
Por otra parte desde hace unos 12 años que he
desarrollado gran afición por el tenis, tanto de jugarlo, mediocremente
también, como de observarlo en televisión.
Trataré entonces de explicar las grandes diferencias
que percibo entre ambos deportes y porqué me inclino tan fanática y
decididamente hacia el tenis:
-Primero que nada habría que decir que los deportes de
caballeros se juegan con una red de por medio. El voleybol y el tenis comparten
esta condición. Creo que evolutivamente son más desarrollados, ya que la agresión
queda sublimada en un buen golpe, un amague, un poner la pelota humillantemente
fuera del alcance del rival. En el fútbol por contraste (y en todos los
deportes que considero más primitivos como el rugby, el básquetbol y tantos
otros) la agresión es directa, codazo en el ojo, zancadilla, plancha en la
tibia, etc. El contacto físico puro y duro.
-Directamente secundario a lo anterior es que en el
tenis lo más agresivo que sucede es cuando un jugador se queja con el árbitro
del comportamiento del otro jugador, o se dicen algo a la pasada en el cambio
de lado. En el fútbol las batallas campales entre jugadores son un clásico de
todos los fines de semana. Brutal.
-A propósito del fair play, en el tenis lo más falso
que un jugador puede hacer (y es muy mal visto) es pedir un trainer por alguna
supuesta lesión para enfriar un partido. Esto además sólo lo puede hacer en
determinados momentos y por un tiempo limitado. En el fútbol los jugadores son
verdaderos dramaturgos del dolor, de los revolcones de angustia, de la
sacrosanta indignación de haber sido agredidos injustamente. Cuando alguno se
“fabrica” un tiro libre o un penal es alabado por todo la barra y hasta por los
comentaristas deportivos.
-La barra. En el tenis se mantiene silencio, se
observa y se celebra cuando se hace un buen punto. En el fútbol se tocan
bombos, cornetas, se sacan tablones, se acuchilla gente, se asalta y se
apuñala. Sin más comentarios en este ítem.
-El ganador. En el tenis gana el que juega mejor y
gana los puntos clave. El que tiene la cabeza más clara y mejor estado físico.
O sea gana el que lo merece. En el fútbol puede ganar el que se arratona un
partido entero y un lauchero hace un gol de chiripa en el minuto 91. O nadie en
un interminable martirio de 0-0.
-El espectáculo. Si dejamos de lado el espectáculo
colateral que generan las barras, ya descritas, un partido de fútbol puede ser
la cosa más aburrida del mundo en hora y media. Pelotazos largos que se van
para afuera, equipos que juegan a sacar un empate, mediocridad técnica, empujones
y escupitajos, piques inútiles de jugadores con ponchera, etc. En el tenis lo
que se ve en TV son siempre los mejores 100 del planeta (equivalente a ver sólo
los mejores 9 equipos de fútbol del planeta, no el Santiago Morning contra el
Wanderers, por ejemplo y con todo respeto) jugando uno contra otro. Es imposible
que en un partido no haya grandes jugadas, puntos emocionantes, suspenso Es
parte inherente del deporte.
-Los árbitros. ¿Alguien ha escuchado alguna vez que
haya un rumor de un árbitro de tenis que haya sido “comprado”? Eso no más.
-Los entrenadores. En el tenis los entrenadores son
importantes, pero al ser un deporte individual y además de caballeros, si un
jugador (o equipo de copa davis) pierde nunca le echa la culpa al entrenador,
ni los fanáticos tratan de lincharlo en la plaza pública.
-La celebración. Un jugador de tenis celebra un buen
punto con un grito y tal vez un puño apretado. Al final del partido saluda y
tal vez regala su raqueta al público. No existe nada de esos despliegues
histriónicos tras un gol de correr, tratar de que los otros no lo pillen,
tirarse de rodilla o de guata al suelo, llorar, besarse en la boca, sobajearse,
hacer “montoncito”, burlarse de los rivales, mostrar una polera con el nombre
de la última polola, etc, etc.
-Los dirigentes. No, los dirigentes son medios
parecidos, por lo menos en Chile. Hasta ahí no más llegó la caballerosidad del
tenis.
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