lunes, 22 de agosto de 2011

Santiago


Difícil ciudad para cicletearla.
Leí por ahí que Assadi, arquitecto que escribe en Vivienda y Decoración del Mercurio, y a quien en general leo con interés y respeto, dijo alguna vez (desde lo que claramente muestra sólo su ignorancia) que esta ciudad era incompatible con el uso de bicicletas, dada la pendiente que tiene de este a oeste.
La verdad es que es claramente bicicleteable de norte a sur y de este a oeste (la electrocleta siendo la alternativa si no se quiere llegar demasiado sudado y/o cansado) y para la gran mayoría de sus habitantes. Exceptuaría a quienes viven a más de 15 o 20 kms de sus trabajos. En esos casos es donde se requiere mejorar la infaestructura de estacionamientos de cletas en estaciones del metro claves.
De hecho es llamativo que siendo una ciudad TAN bicicleteable (mayormente plana o con pendiente leve, altamente sectorizada, con una gran cantidad de la población que se mueve sólo entre comunas contiguas, que tiene a sus hijos en colegios de su comuna o que va al supermercado unas pocas cuadras más allá) sea TAN altamente poco amigable con el ciclista urbano.
Existe un grupo que no en vano se autodenomina "furiosos ciclistas", supongo que porque sólo al moverse en tal estado emocional se tiene la adrenalina suficiente para hacer el trayecto con menor riesgo de lamentar accidentes.
Las ciclovías son escasas y en general bastante lamentables en su diseño, sin continuidad alguna (por lo menos aún). Los automovilistas tienen cero cultura cicletera (hasta donde recuerdo en el reglamento del tránsito que me tocó estudiar no había mención mayor a las preferencias de un auto respecto a una bicicleta). Para qué decir de las micros y camiones. Los peatones nos consideran sus enemigos. Quedamos así los ciclistas en tierra de nadie, los peatones nos quieren lejos y los senadores fuera de las calles. Parias de la movilización ciudadana ("somos tránsito" es uno de los lemas de los activistas cicleteros europeos).
Es una lástima siendo como es una actividad tan altamente disfrutable y efectiva: hacer ejercicio a la vez que uno se traslada, generar endorfinas ocupando el mismo tiempo que se pasaría respirando el aire viciado de adentro de una micro, o sintiendo el viento en la cara en vez de ir encerrado en una cápsula de lata y vidrio. Sin embargo no se lo recomendaría a nadie en Santiago que no esté en buenas condiciones físicas, con óptimo sentido del equilibrio y con alta tolerancia al riesgo y espíritu aventurero.
Lamentablemente esta ciudad no está preparada para que salgan las madres a dejar a sus hijos al jardín infantil en bici con carrito, o para que las familias salgan de sus casas a comprar o al parque con niños pequeños.
Santiago es sólo para los "furiosos", los "salvajes", los "aventureros" y los "temerarios". Así es nuestra ciudad.
O sea que Assadi tenía razón, casi, pero no por la pendiente, sino justamente por todo aquello que no es geográfico.

1 comentario:

  1. En la misma dirección: http://www.arribaelachancha.cl/2011/02/15/pendiente-y-continuidad-dos-claves-para-el-ciclismo-urbano-en-scl/

    ResponderEliminar